Formas de hacer el GR11


Las topoguías, impresas o en la red, detallan el itinerario del GR11 entre los cabos de Higuer y de Creus dividido por etapas, actualmente 46, cuyo número puede verse modificado por varias circunstancias: nuevos refugios o sendas, urbanizaciones, incendios, etc. Además de una breve descripción del trazado, completan su valiosa información con material gráfico (mapas y perfiles) y sugieren lugares de pernocta, avituallamiento, transporte y otros servicios, tanto al final de cada etapa como a lo largo de ellas.
A partir de ahí, existen muchas formas de recorrer el GR11, casi tantas como sus adeptos. De este a oeste o viceversa, integral o por tramos, en las jornadas oficiales o en menos, con o sin variantes, deprisa o despacio, en solitario o en compañía, en condiciones de autosuficiencia o con elevado apoyo externo, con alto o con bajo presupuesto, etc.

Algún corredor de montaña ha conseguido 'el reto de la transpirenaica en 14 días', a razón de una ultramaratón diaria. También hemos oído hablar del GR11 en 11, un recorrido integral en once jornadas a cargo en este caso de un equipo de corredores que se iban turnando. El 'GR11 en 21 días' fue completado al trote en 2017 y con 17 kilos a la espalda por una sola persona en condiciones de autosuficiencia. Sin embargo, hay también quien disfruta con 2 ó 3 etapas cada verano durante muchos años, sin marcarse plazos.


Entre ambos extremos, cada caminante tiene la motivación y condiciones particulares que determinan su plan de ruta. Los Pirineos pueden atravesarse 'a saco' o con saco, pero también es posible hacerlo sin saco de dormir, es decir, con ducha, cena y colchón esperando tras cada jornada. Esta modalidad fue la elegida en 2016 por una pareja vegana, inconveniente añadido al llegar a los refugios que no les impidió completar el trayecto en sentido oeste, intercalando muy pocos días de descanso y algunas variantes, como cuentan en un extenso libro en la red: '¿Vamos o qué? Atravesando Pirineos sin saco de dormir: GR11 2016'.

En nuestro caso, una idea parecida partió de dos prejubilados con muchas horas de recorrido en el Pirineo central, deseosos de completar su conocimiento de la cordillera por ambos extremos sin retrasar mucho el final del proyecto. Tras comentarlo en el club de montaña presidido por uno de ellos, se les sumarían otras cinco personas, todos ellos hombres, montañeros federados y entrados también en la cincuentena excepto uno, aunque laboralmente activos, un factor determinante para la planificación del viaje.
Tras dos abandonos en el primer sector, los siete participantes iniciales se redujeron a un quinteto, al que se unirían luego acompañantes ocasionales. Como tal vez pueda suponerse por las características del grupo, las condiciones básicas acordadas para la travesía fueron la de hacerla por tramos y a ser posible con pernocta en hostales o refugios, por ese orden…